Llega un momento en la vida de todo joven, una vez finalizado aquel fenómeno académico-social mejor conocido como Universidad, en el que se enfrenta a uno de los retos más importantes de su existencia cuasi-adulta: encontrar un empleo.
Se trata de una hazaña que busca un delicado equilibrio entre la carrera estudiada, las características del trabajo y el salario mínimo esperado, lo cual se resume en la siguiente frase:
QUIERO UN EMPLEO QUE SE AJUSTE AL PERFIL DE MI CARRERA,
QUE ME GUSTE Y EN EL QUE GANE LO SUFICIENTE PARA VIVIR BIEN.
Lamentablemente, y debido al testimonio de numerosos familiares y compañeros de escuela, puedo atestiguar que pocos trabajos gozan de dichas características, así que es necesario priorizar y decidir si prefieres a), b), o c), si lucharás por a) b), a) c), o b) c), o si definitivamente lucharás hasta encontrar a) b) y c), sin importar que mueras de hambre y enfrentes las burlas de tus compañeritos, profesores y familiares por tu infructuosa e imposible misión.
Dicho lo anterior, tengo un mes para conseguir empleo...
...yay...
...not.
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