Me perturba la falta de disciplina que poseo. Postergo acciones, eventos, decisiones, personas; pueden pasar días, meses e incluso años y me mantengo, inamovible (y no en el mejor sentido de esa palabra).
Por ejemplo, postergué unas cuantas horas la redacción de este post, lo que lo redujo a un par de míseros renglones que más bien hubieran servido como un par de tuits, pero no, me niego a abandonar este lugar.
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