D. y yo queríamos un empleo. En ese entonces teníamos 17, a lo mucho 18 años, y la perspectiva de ganar dinero a esa edad (y como estudiantes de tiempo completo) nos parecía tanto emocionante como inalcanzable.
Después de una o dos solicitudes sin respuesta (librería y kiosko, aún lo recuerdo) yo me di por vencida, pero D. no. Ella consiguió trabajo...nocturno...vendiendo ropa...a strippers.
Hay empleos peculiares, y D. se sacó la medalla de oro con ese.
Su descripción del trabajo fue más o menos así:
"Mira, trabajo después de las 10 u 11 de la noche. Voy a lugares donde hay strippers y les hago la plática, luego intento convencerlas de comprar la ropa que mi jefa de da (...). Me recogen en mi casa y me regresan cuando acaba la jornada, gano dependiendo de lo que logre vender, puedo venir a la Uni en las mañanas, tengo las tardes libres y conozco un buen de lugares y personas interesantes (...). Además, la ropa que vendo está chidísima, un día te la enseño. Genial, ¿o no?"
Desconozco el salario y cuánto duró ahí, pero al día de hoy no puedo nombrar empleo más random.
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