sábado, 2 de marzo de 2013

Incertidumbre


En ocasiones una cae en la depresión, en la melancolía, en la ohdiosquéestoyhaciendoconmivida, y demás cuestiones poco superficiales que tienen que ver (en su mayoría) con las decisiones que tomamos cuando éramos jóvenes e inexpertos.

¿Elegimos los amigos, los enemigos, la pareja, el oficio, la carrera, la profesión, el trabajo correctos? ¿Elegiríamos otra opción, si se nos presentara la oportunidad? ¿Tomaríamos las mismas decisiones? 

Lugares, personas, situaciones y decisiones, de eso se compone nuestra vida. 

¿Lo peor? No sólo las grandes decisiones nos definen: dejar pasar un alto o un autobús, salir cinco minutos antes o después, decidir tomar otra ruta para llegar a nuestro destino, eso puede hacer TODA la diferencia; cada decisión desencadena un sinnúmero de nuevos lugares, nuevas personas, nuevas situaciones y nuevas (¿quién lo diría?) decisiones.

¿Elegimos bien? Quién sabe.
Qué horror. Qué puto terror.

No sé qué es peor, si cuestionarse todo lo anterior constantemente, o al contrario, tener la firme convicción de haber decidido bien, siempre.

Me ocurren ambas.
Qué horror. Qué puto terror.

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