jueves, 5 de marzo de 2009

Crónica Inútil

Disculpen, pero ando algo corta de ingenio en estos momentos…

Esta es la crónica que le entregué el día de hoy a mi profesor de Géneros Periodísticos Informativos, y la neta no es muy buena, pero nos pidió el escrito acerca de lo que hicimos el fin de semana…y como no hice nada interesante, pues resultó en algo así:


Estaba muerta. Hace exactamente doce horas todo estaba bien, y sin embargo –y para la desgracia de unos cuantos- ahora ella ya no estaba
.

La computadora había dejado este mundo.

Lucía Ochoa recibía inesperadamente la llamada de su hermana a las diez de la mañana, anunciándole la triste noticia: –la compu no jala-, los remordimientos llenaron su mente, puesto que ella había tenido la brillante idea de llevarla con un “conocido” para que le diese una “revisada”, pero independientemente de la razón, su mente divagó unos momentos hasta que le planteó la situación a uno de sus compañeros de trabajo y éste se ofreció amablemente a revisar la máquina.

Su hermana –melancólica, meditabunda- pasó a abordar un taxi a eso del mediodía, con la esperanza de que su computadora –prácticamente su mano derecha- aún tuviese arreglo. El tráfico no se hizo esperar ¿Qué otra cosa podía ocurrir en una de las avenidas mas concurridas de la ciudad de Metepec?, eventualmente, y para mayor alegría de las hermanas, el tráfico en el centro –o Ciudad Típica, como algunos lo llaman- no era tan pesado (a pesar de la remodelación de la plaza Juárez) y fue posible descargar el CPU (y a la hermana) sin problemas y sin carros tocando la bocina, apurando al taxista. El cuerpo había llegado al área de comunicación social de Metepec.

Todo fue cuestión de brindar un poco de apoyo moral al encargado de dar mantenimiento a las computadoras para que éste comenzara a revisar a la prácticamente desahuciada máquina; después de un primer vistazo y una breve explicación por parte de las dueñas, Hugo –de apellido desconocido- comenzó a sacar tornillos, cables y demás objetos extraños y ajenos al conocimiento de las hermanas (y al resto de los ahí presentes), a continuación, observó el contenido de la difunta, y por último reconectó, unió, pulió y atornilló decenas de piececitas que pasaron a formar parte –de nuevo- de la computadora. La conectó a una fuente de energía, a un monitor…y no prendió.

El proceso se repitió unas cinco veces: abrir, observar, zafar, unir, conectar, cada fracaso seguido con la siempre inútil risa nerviosa. Los presentes se daban por vencidos, Hugo se comenzaba a desesperar, y una de las hermanas –la menor- se preguntaba a qué hora trabajaban en esa oficina –tal vez era mas divertido ver el intento de componer una computadora que hacer sus labores-; en cierto momento el jefe del área entró al lugar, entrecerrando los ojos llamó a la mayor de las hermanas, ésta salió, y fue en ese justo momento en el que la computadora -como si se alegrase de la ausencia de la autora intelectual de su casi asesinato-, prendió.

Prendió y todo fue dicha y agradecimientos para Hugo, promesas de invitarlo a comer, apapachos y cariños por parte de los presentes; invariablemente los agradecimientos duraron poco, y puesto que la consulta se dio en horario laboral, la menor de las hermanas se fue tal y como llegó: sola, en taxi, con tráfico, cargando el CPU. La única diferencia era que ahora éste estaba vivo. Y eso era todo lo que importaba.

2 comentarios:

Dariela Urías dijo...

diez!



Pues a mi si me gusto tu escrito, esperems que te haya ido bien en tu calificacion


Saludos coneja =)

psychobunny dijo...

oOoOoO *bows*

Muchísimas gracias!!! :D

...yo también espero que me haya ido bien, jeje...